La hidradenitis supurativa (HS) es una enfermedad de la piel inflamatoria crónica y recurrente del folículo piloso. Aparece en el 1-4% de la población general y es más frecuente en mujeres. Suele comenzar entre los 20-40 años, aunque también puede aparecer en la edad infantil (8-10 años).
Hasta que los pacientes son diagnosticados pueden tardar 9 años de media desde que empiezan la enfermedad y los síntomas, visitan una media de 8-9 veces el servicio de Urgencias y tienen una media de 6 cirugías.
Al principio hay una alteración del folículo sebáceo con taponamiento y dilatación, que termina por romperse y genera una inflamación descontrolada alrededor que puede llegar a ser profunda.
Varios factores de riesgo influyen en la HS como la predisposición genética, el tabaquismo, la obesidad y la fricción, entre otros.
Los pacientes presentan brotes de lesiones en la piel con dolor, picor o mal olor en las zonas corporales de ingles, axilas, mamas, pubis, muslos, zona anal y genital.
Pueden aparecer bultos rojos inflamados o con supuración (nódulos, abscesos, fístulas) y cicatrices desfigurantes. Algunos pacientes pueden tener lesiones de acné en otras zonas como la cara, los hombros, la espalda y el pecho.
Las mujeres adultas pueden además presentar signos de hiperandrogenismo como menstruaciones irregulares, acné, alopecia o hirsutismo (aumento de vello en zonas típicamente masculinas).
En los pacientes con HS es habitual que tengan alteraciones del síndrome metabólico como diabetes mellitus, obesidad, hipertensión arterial y alteración del colesterol o triglicéridos.
El diagnóstico es fundamentalmente clínico. Hay que valorar si presenta otras enfermedades asociadas, los tratamientos que ha realizado, la localización y el tipo de las lesiones de la piel para realizar un buen diagnóstico de la enfermedad y su gravedad.
Es importante indagar sobre la calidad de vida de los pacientes porque es frecuente que los pacientes tengan alteraciones en el estado de ánimo como ansiedad o depresión, y dificultades de las relaciones con pareja, familia, entorno social y laboral.
Valorar cómo afecta al estado de ánimo, el impacto psicológico de la enfermedad y si necesita apoyo, valorar las dificultades en sus relaciones personales, sociales y laborales, ofrecer al paciente la información sobre la enfermedad para entenderla y aceptarla, recomendar medidas y realizar tratamientos para controlar el dolor, el picor y el mal olor.
Depende del tipo de enfermedad, la gravedad, las características de cada paciente, sus antecedentes, y los tratamientos que queramos realizar puede ser necesario una analítica sanguínea con diferentes valores a estudiar.
Es importante descartar que el paciente tenga alteraciones de la glucemia, el colesterol y los triglicéridos.
Podemos estudiar mediante ecografía el posible riesgo cardiovascular asociado.
En mujeres con sospecha de hiperandrogenismo y en niñas o adolescentes con inicio de la enfermedad antes de los 8-10 años, se puede realizar un estudio hormonal.
Siempre explico a mis pacientes que en la HS debemos asumir que a lo largo de la vida va a haber brotes y que habrá momentos que estén mejor y otros peor.
Según el tipo de enfermedad y su gravedad se pueden utilizar diferentes fármacos con efecto antibiótico o antiinflamatorio tópicos, sistémicos o infiltrados. También habrá pacientes que se beneficiarán de tratamiento quirúrgico.