- La barrera cutánea está dañada con pérdida de agua, disminución de la hidratación y aumento del pH.
- Las glándulas sebáceas trabajan más intensamente y producen sebo en exceso.
- Inflamación en dermis con una piel más reactiva.
- Existe una reactividad y dilatación permanente de los vasos sanguíneos.
- Aumento de densidad del Demodex folliculorum, ácaro que tenemos en nuestra piel.
- Alteración de la microbiota.
- Estrés oxidativo.
- Predisposición genética.