Los tratamientos tópicos pueden mejorar el acné leve pero en casos moderados ó graves no van a ser suficientes para mejorar por sí solos el acné aunque sí nos pueden ayudar como complemento. Debemos utilizar los productos tópicos que más se adapten a nuestra piel porque en ocasiones el acné puede estar provocado o empeorado por las cremas que utilizamos (acné cosmético).
Los retinoides normalizan la queratinización del folículo sebáceo, desobstruyen los poros, facilitan la penetración de otros tratamientos tópicos y tienen actividad antiinflamatoria. Debe evitarse su uso durante el embarazo. Se puede usar todo el año por la noche, teniendo más precaución con época de sol intenso. Es frecuente durante las primeras semanas que ocasione irritación, enrojecimiento, sequedad y descamación.
Los beta hidroxiácidos son ideales para pieles grasas, con acné o poros muy dilatados. Como beneficios tiene efecto exfoliante, elimina exceso de sebo, antibacteriano y antiinflamatorio. Se puede usar todo el año por la noche. La concentración se ajusta según el caso y puede usarse en peelings como seborregulador y para mejorar cicatrices superficiales y rojeces de acné.
Los alfa hidroxiácidos son aptos para todo tipo de pieles, pero sobre todo para piel grasa o acneica. Sirve para adelgazar la piel gruesa, tratar imperfecciones, reducir el tamaño del poro y la hiperpigmentación de manchas y cicatrices superficiales de acné. Se puede utilizar todo el año por la noche, siendo importante la protección solar durante el día.
El ácido azelaico presenta un efecto seborregulador, antiinflamatorio, antibacteriano y antioxidante, útil tanto en acné como rosácea. También puede servir de despigmentante que ayuda a tratar y prevenir manchas marrones residuales por la inflamación y cicatrices superficiales en el acné.